• TRADICIÓN + CIENCIA

    La mayor parte de los ingredientes que hemos elegido para nuestras fórmulas forman parte de la cultura popular en sus lugares de origen.

    Durante generaciones han servido para la preparación de alimentos, el cuidado de la piel y el cabello o incluso como remedios en la medicina local tradicional.

    A partir de ese valioso conocimiento, la comunidad científica ha venido realizando estudios e investigaciones que doten de base empírica a lo que la cultura tradicional ya sabía.

  • APROVECHAMIENTO DE RECURSOS

    Otros ingredientes forman parte de un exclusivo grupo de subproductos de la gigantesca industria alimenticia (Uva -vino-, Arroz, Trigo, Granada, ...).

    Muchos equipos investigadores han publicado los beneficios, efectos, composiciones y bioactividad de productos que, de otra forma, se seguirían malgastando.

    De esta forma, cada vez son más los extractos y aceites vegetales de gran valor que se perdían y que ahora son utilizados en la industria farmacéutica y cosmética.

Karité Orgánico

Sin duda, uno de nuestros preferidos. De los frutos del árbol del Karité, originario de África, se extrae esta manteca muy conocida en el continente africano y utilizada en todo el mundo.

En África, además de utilizarse en la preparación de alimentos, se ha usado como bálsamo curativo, como anti-inflamatorio en la medicina tradicional y, sobre todo, como hidratante para la piel y el cabello.

Su contenido en triterpenes naturales le da propiedades regeneradoras y potenciadoras del colágeno contribuyendo a la fortaleza y protección de la barrera cutánea.

Pero además, la producción de Karité es el medio de vida de millones de mujeres en África Occidental donde recolectan los frutos y la producen artesanalmente para luego ser exportada.

Aceite Orgánico de Pepita de Uva

La Pepita de Uva nos da uno de los aceites vegetales con mayor actividad antioxidante por su alto contenido en tocopherol (vitamina E) y ácido linoleico.

La falta de ácido linoleico es una de las razones que causan deshidratación en la piel. Su aplicación refuerza las membranas celulares y devuelve la piel a su condición normal.

Pero además, el aceite de Pepita de Uva es muy rico en polifenoles como los flavonoides, que también poseen propiedades antioxidantes, o el resveratrol, que estimula la producción de colágeno de la piel.

Tiene un aroma fresco muy característico, es muy ligero y se absorbe rápidamente.

Aceite Orgánico de Semilla de Cártamo

El Cártamo es uno de los cultivos más antiguos de la humanidad. Hay evidencia del uso de sus flores amarillas y anaranjadas como tinte en el Antiguo Egipto. A nosotros nos gusta el aceite que se obtiene de las semillas que crecen entre sus flores.

Es un aceite rico en ácido linoleico (Omega-6) con un contenido altísimo de vitamina E en forma de tocopherol.

El ácido linoleico es una ácido graso esencial que nuestro cuerpo necesita y sin embargo no es capaz de sintetizar por si mismo.

Nos gusta porque es muy ligero y penetra fácilmente siendo apto para todo tipo de pieles.

Aceite Orgánico de Semilla de Granada

Un aceite muy rico en compuestos bioactivos antioxidantes y antiedad.

Su abundancia en ácidos grasos esenciales, fenoles, tocoferoles, beta-carotenos y fitosteroles le dan un enorme poder antioxidante, que es el que nos ayuda a luchar contra el daño oxidativo.

El ácido linolenico conjugado (CLnA) tan característico de este aceite es un potente antioxidante, con propiedades protectoras y anti-inflamatorias, que actúa contra los efectos de la radiación UV.

Pero además es capaz de luchar contra el envejecimiento de la piel contribuyendo a evitar la pérdida de elasticidad, estimulando la proliferación de keratinocitos e incrementando el grosor de la epidermis.

Aceite Orgánico de Semilla de Jojoba

La Jojoba es un arbusto originario del suroeste de California que crece en zonas desiertes o semidesiertas donde la escarcha no puede dañarlo.

A diferencia de otros aceites de frutos y semillas, el de Jojoba está compuesto principalmente por cera (cera líquida). Es la única fuente natural de ésteres de cera. Y esto hace que sea muy similar al sebo que naturalmente produce nuestra piel (formado en gran medida por triglicéridos, ceras y escualeno).

El aceite de Jojoba ayuda a las pieles atópicas, con dermatitis, psoriasis, rosácea y otras alteraciones de la barrera cutánea por sus propiedades hidratantes, emolientes, antiinflamatorias y de ayuda en la descamación.

Tiene la habilidad de entrar en los folículos y limpiar la piel lo que lo hace perfecto para todo tipo de piel.

Aceite Orgánico de Argán

El Argán es un árbol endémico de la región del Tindouf al oeste de Algeria, fronteriza con Mauritania y el Sahara Occidental y de la zona semidesierta del suroeste de Marruecos.

De las nueces de cáscara dura del Argán se extraen las semillas de las que posteriormente se obtendrá el aceite. Con las semillas tostadas se produce el aceite que se usará para cocinar. Y de las semillas sin tostar se obtiene el aceite cosmético.

El aceite de Argán es hidratante para la piel y mejora su elasticidad. Contiene tocopheroles (vitamina E), polifenoles, esteroles, squalene, carotenos y triterpenes. Como la mayoría de aceites de semillas es rico en lípidos (sobretodo en ácidos oleico y linoleico) y antioxidantes que penetran cómodamente en nuestra piel.

¿Sabías qué el principal polifenol del Argán es el ácido vanílico? Si, exacto! Es un compuesto aromático usado como saborizante en la industria alimentaria y que tiene propiedades anti-bacterianas.

Cupuaçu Orgánico

El Cupuaçu es un árbol nativo de la cuenca tropical brasileña del Amazonas y en su taxonomía es muy similar al del Cacao. La pulpa de su fruto se consume en toda latinoamérica donde se usa como ingrediente en postres, helados y una gran variedad de productos.

De las semillas del fruto del Cupuaçu se extrae una valiosa manteca con propiedades emolientes, hidratantes, cicatrizantes y regenerativas de la piel.

La manteca de Cupuaçu es muy cómoda de aplicar y cremosa en contacto con la piel. Por su potencial de absorción de agua (puede llegar al 240%) que es superior al de la lanolina y su riqueza en fitoesteroles hacen que sea un increíble hidratante vegetal.

Aceite Orgánico de Rosa Mosqueta

Este es un aceite que prácticamente no necesita presentación. Su composición es privilegiada: posee 3 ácidos grasos divinos para la piel (omega 3, 6 y 9), vitaminas B, C, E y es rico en activos vegetales (fitosteroles, fenoles, carotenoides, tocoferoles y escualeno) que le dan su elevado poder antioxidante para luchar contra radicales libres.

El aceite de Rosa Mosqueta presenta además una importante función regenerativa mejorando la apariencia de cicatrices, marcas de acné y estrías y corrigiendo los efectos del fotoenvejecimiento en la piel (pigmentación, arrugas, falta de hidratación).

El aceite de rosa mosqueta es rico en ácidos grasos esenciales y actúa en la regulación de la elasticidad cutánea y en el restablecimiento de la hidratación. 

Aceite Orgánico de Salvado de Arroz

Como el aceite de Pepita de Uva a la industria del vino, el de Salvado de Arroz es un brillante subproducto del procesado del arroz.

Es un aceite que ayuda a suavizar y reparar la piel y además le aporta antioxidantes gracias a su riqueza en tocoferoles y tocotrienoles (vitamina E), fitoesteroles, polifenoles y escualeno.

Pero además contiene gamma-oryzanol, un potente antioxidante natural que recibe ese nombre ya que es propio del arroz (Oryza sativa). El gamma-oryzanol está compuesto por ácido ferúlico y otros esteroles vegetales.

Aceite Orgánico de Marula

La Marula es un árbol africano cuyos frutos, nueces, hojas, e incluso corteza, son muy utilizados por la población local. Desde la preparación de mermeladas, licores o cerveza con el fruto hasta la elaboración de medicinas con su corteza, pasando por la extracción del aceite de sus semillas.

El aceite de Marula tiene propiedades hidratantes para la piel, mejora su suavidad y reduce la rojez. Como la mayoría de aceites de semillas, es muy rico en antioxidantes naturales. Penetra especialmente bien en la piel gracias a su particular composición en ácidos grasos.

Aceite Orgánico de Coco

El aceite de Coco es un potente emoliente natural que mejora las pieles muy secas hidratándolas y calmándolas. Es anti-inflamatorio, antimicrobiano y promueve la función barrera, siendo de gran ayuda cuando la piel presenta alteraciones.

Nos encanta usarlo para el cuerpo pero no para los productos faciales. Alrededor del 90% de sus ácidos grasos son saturados al contrario de los delicados aceites que sí usamos para el cuidado de la cara.

Aceite Orgánico de Semilla de Girasol

En un país como el nuestro, líder en la producción de aceite de Oliva, el aceite de Girasol quizás no tenga el reconocimiento que merezca.

El de semilla de Girasol es un aceite ligero, sin apenas aroma y muy rico en ácido linoleico y especialmente en vitamina E. 

Los lípidos presentes en el aceite son muy similares a los de nuestra barrera epidérmica lo que incrementa la síntesis de ceramida y colesterol de nuestra piel. Pero además de promover la función barrera y la producción natural de lípidos, mejora la hidratación cutánea, reduce la inflamación y promueve la cicatrización.

Aceite Orgánico de Germen de Trigo

Como sucede con otros aceites vegetales, el de Germen de Trigo es el subproducto de una industria mucho más grande. El Trigo es uno de los cultivos más extendidos a nivel mundial.

De su Germen se extrae este aceite especialmente rico en Vitamina E y ácidos grasos esenciales (ácido linoleico y, en menor medida, linolénico).

Cera de Candelilla

La planta de la Candelilla es endémica de las zonas áridas y semiáridas del norte de México donde crece silvestre. La presencia de cera en sus tallos se debe precisamente a la adaptación a las condiciones extremas de la región semi-desierta en que habita. La cera ayuda a la planta a mantener la escasa humedad que le llega y a protegerse del calor y del ataque de insectos. 

En algunos estados mexicanos del norte, la extracción de cera Candelilla es una actividad económicamente muy importante para las comunidades rurales de la región. 

La especie -Euphorbia spp.- está incluída, desde 1975, en el apéndice II del CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) como especie que no se encuentra en peligro de extinción pero cuyo comercio internacional debe controlarse para evitar la amenaza.

La Candelilla tiene multitud de aplicaciones en industrias tan diversas como la alimentaria, la química, la textil… y la cosmética.

Tocopherol

La Vitamina E es una familia de 8 compuestos con actividad antioxidante (4 tocopheroles y 4 tocotrienoles). Ambos compuestos ocurren en la naturaleza en las formas alpha, beta, gamma y delta (en función de su estructura química).

Alpha-tocopherol es la forma principal de Vitamina E en nuestro cuerpo y la que predomina en la piel. Al ser liposoluble se distribuye y acumula bien en los lípidos de nuestra epidermis. Su función principal es proteger a las membranas celulares de la oxidación.

El tocopherol puede ser natural (producido por plantas) o sintético. Algunas de las fuentes más ricas de tocopherol son los aceites de germen de trigo, de semillas de girasol, de cártamo y de maíz, las almendras y avellanas, las espinacas, el brócoli, el kiwi, etc